martes, 16 de diciembre de 2008

No conoces...


Andando va el viejo, recordando vaya, sus viejos andares… platica a su nieto enseñanzas de la vida, desde las escuchadas hasta las propias… del obrar bien al no confiar en nadie; lo cierto en las palabras del viejo es detectado por los nuevos oídos de este planeta, solo lo cierto y así resultará más sencillo… la certeza de no conocer a nadie, de sorprenderte diariamente, de esperar lo inesperado… lo sé, lo cierto a veces es lo mencionado.

El viejo sigue su andar, el niño se detiene cansado de certezas… ahora quiere escuchar los maizales rozarse, quiere sentir el golpe del contaminante ruido, quiere apuñalarse con mentiras. Viaja en su mente a la metrópoli y descubre… descubre que por más andar que logre, por más calles que cruce… una tras otra, las mentiras se transforman en aquellas certezas que el viejo tiró al viento.

No cabe duda, el viejo tenía razón, no conoces a nadie.


De noche de tintos.

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